Recientemente, la presión ejercida sobre La Reserva Federal (FED) por parte de la política estadounidense ha generado una amplia atención en el ámbito de los bancos centrales globales. Se ha informado que el presidente de Estados Unidos está tratando de remodelar la FED de acuerdo a su voluntad personal y está pidiendo a través de diversos medios que reduzcan las tasas de interés. Este comportamiento no solo desafía la independencia de la FED, sino que también ha suscitado preocupaciones sobre su capacidad para combatir la inflación.
Según se informa, el presidente de Estados Unidos expresó su descontento con la protección legal de la dirección de la Reserva Federal (FED) y el arreglo institucional en el que los miembros del consejo tienen un mandato más largo que el del presidente. No solo ha ejercido una gran presión sobre el presidente de la Reserva Federal (FED) para que renuncie, sino que también ha promovido activamente la destitución de otro director. Si tal comportamiento tiene éxito, podría establecer un peligroso precedente a nivel mundial, afectando la independencia de los bancos centrales de otros países.
El responsable del Banco Central Europeo, Olli Rehn, comentó durante un receso en una reunión: "Los ataques a la Reserva Federal (FED) basados en motivos políticos pueden tener un impacto a nivel espiritual en otras partes del mundo, incluyendo Europa." Esto también explica por qué muchos altos funcionarios de los bancos centrales apoyan firmemente al presidente de la Reserva Federal (FED) en su postura, incluso si ha insinuado que podría haber recortes de tasas en septiembre.
Varios presidentes de bancos centrales de todo el mundo han expresado en conversaciones privadas que ven la situación de la Reserva Federal (FED) como una amenaza directa a su posición y a la estabilidad económica más amplia, debido a la pérdida de independencia que ha afectado su capacidad para combatir la inflación. Consideran que, si esto ocurre, los mercados financieros podrían experimentar una volatilidad significativa. Los inversores podrían exigir una prima de riesgo más alta para mantener bonos estadounidenses y reevaluar la posición central de los bonos del Tesoro de EE. UU. en el sistema financiero global.
En esencia, si La Reserva Federal (FED) cede a la presión política, podría poner fin a la era de precios relativamente estables que ha existido desde la década de 1980. Desde entonces, cada vez más Banco Central han seguido el modelo de la Reserva Federal, persiguiendo la independencia política y centrando su atención en mantener la tasa de inflación alrededor del 2%.
Actualmente, el Banco Central global está siguiendo de cerca los movimientos de La Reserva Federal (FED), enfatizando que la independencia del Banco Central no debe ser considerada como un hecho consumado, sino que es un principio importante que necesita ser mantenido y defendido continuamente. Esto no solo se refiere a la estabilidad económica de un país, sino que también es la piedra angular del funcionamiento saludable del sistema financiero global.
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Recientemente, la presión ejercida sobre La Reserva Federal (FED) por parte de la política estadounidense ha generado una amplia atención en el ámbito de los bancos centrales globales. Se ha informado que el presidente de Estados Unidos está tratando de remodelar la FED de acuerdo a su voluntad personal y está pidiendo a través de diversos medios que reduzcan las tasas de interés. Este comportamiento no solo desafía la independencia de la FED, sino que también ha suscitado preocupaciones sobre su capacidad para combatir la inflación.
Según se informa, el presidente de Estados Unidos expresó su descontento con la protección legal de la dirección de la Reserva Federal (FED) y el arreglo institucional en el que los miembros del consejo tienen un mandato más largo que el del presidente. No solo ha ejercido una gran presión sobre el presidente de la Reserva Federal (FED) para que renuncie, sino que también ha promovido activamente la destitución de otro director. Si tal comportamiento tiene éxito, podría establecer un peligroso precedente a nivel mundial, afectando la independencia de los bancos centrales de otros países.
El responsable del Banco Central Europeo, Olli Rehn, comentó durante un receso en una reunión: "Los ataques a la Reserva Federal (FED) basados en motivos políticos pueden tener un impacto a nivel espiritual en otras partes del mundo, incluyendo Europa." Esto también explica por qué muchos altos funcionarios de los bancos centrales apoyan firmemente al presidente de la Reserva Federal (FED) en su postura, incluso si ha insinuado que podría haber recortes de tasas en septiembre.
Varios presidentes de bancos centrales de todo el mundo han expresado en conversaciones privadas que ven la situación de la Reserva Federal (FED) como una amenaza directa a su posición y a la estabilidad económica más amplia, debido a la pérdida de independencia que ha afectado su capacidad para combatir la inflación. Consideran que, si esto ocurre, los mercados financieros podrían experimentar una volatilidad significativa. Los inversores podrían exigir una prima de riesgo más alta para mantener bonos estadounidenses y reevaluar la posición central de los bonos del Tesoro de EE. UU. en el sistema financiero global.
En esencia, si La Reserva Federal (FED) cede a la presión política, podría poner fin a la era de precios relativamente estables que ha existido desde la década de 1980. Desde entonces, cada vez más Banco Central han seguido el modelo de la Reserva Federal, persiguiendo la independencia política y centrando su atención en mantener la tasa de inflación alrededor del 2%.
Actualmente, el Banco Central global está siguiendo de cerca los movimientos de La Reserva Federal (FED), enfatizando que la independencia del Banco Central no debe ser considerada como un hecho consumado, sino que es un principio importante que necesita ser mantenido y defendido continuamente. Esto no solo se refiere a la estabilidad económica de un país, sino que también es la piedra angular del funcionamiento saludable del sistema financiero global.